Catar es una ciencia que aprender utilizando un método; es un arte que hay que saber practicar. Todos estamos capacitados para ello.
Ante todo, debemos tener en cuenta que nos vamos a encontrar con vinos muy diferentes, todos ellos caracterizados por aspectos que vienen determinados por:
- La variedad o tipo de la uva
- La composición del suelo
- El clima
- Las técnicas utilizadas (poda, elaboración del vino, crianza...)
- Evolución en barrica y en botella
- Conservación y almacenamiento
Antes de iniciar una cata es importante haber escogido el momento, lugar y entorno adecuados:
- Es importante que la habitación escogida tenga buena iluminación, mejor si es luz natural así como que las paredes sean lisas y blancas.
- También debe estar bien ventilada, sin olores a cerrado, a tabaco, a colonia ni perfume.
- La copa usada en la cata debe ser de cristal liso y transparente, sin coloraciones. Así mismo, es conveniente que la mesa esté vestida con un mantel blanco o, en su defecto, disponer de una servilleta o papel blanco para contrastar el vino.
- Para propiciar la disposición a la cata, mejor hacerlo en ayunas o habiendo comido poco. Es aconsejable "envinar" la copa con el vino que se va a probar y tirarlo: así eliminamos cualquier contagio de aromas o sabores que pudiera tener.
- Es mejor desconocer la procedencia del vino, para evitar condicionar al catador.
Para la cata es aconsejable tomar el vino a una temperatura ligeramente superior a la de consumo, para que desarrollen bien los aromas.
- Y recordemos que para catar, basta con ingerir una poca cantidad de vino, sobre todo si hay que catar muchos vinos. ¡Recordemos que catar no es beber!
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