Ninguno de estos procesos escapa al exhaustivo control de calidad, que se aplica ya a la uva en el propio viñedo, como a su entrada en bodega o a la elaboración del producto final.
La bodega posee una capacidad de almacenamiento de 23.700.000 l., repartidos en 262 tinajas y 25 depósitos de acero inoxidable. Para la elaboración, contamos con la tecnología que suponen prensas, escurridores estáticos, equipos de frío o la sala para la fermentación y maduración en barricas de robles francés y americano. Estas barricas se renuevan periódicamente para que aporten a los caldos lo mejor de su noble origen.
Una vez finalizados los procesos fermentativos todos los vinos pasan a las naves de crianza, donde viven un proceso de envejecimiento tradicional y disfrutan de unas condiciones naturales de humedad y temperatura que garantizan su correcta evolución.
En la penumbra de la bodega, los tinos y barricas de roble francés y americano se destinan solamente al vino de las mejores añadas, que adquiere los matices de la madera y resalta los propios del vino. Una vez alcanza su mejor momento, se procede al embotellado, permaneciendo en durmientes hasta su óptimo afinamiento y redondeo.
El resultado es un vino con auténtica expresión del carácter de los diferentes pagos, cualidad ésta que lo hace inimitablemente personal, complejo y elegante en sensaciones. El espíritu vitivinícola y pionero de la familia se ve reflejado, además de en sus vinos, en la experimentación e investigación sobre diferentes métodos de cultivo y de elaboración, en la utilización de variedades minoritarias o en la crianza en roble de diversas procedencias.